Esa pesadilla parecía
real…
Desperté sobre el piso
de mi habitación —lo cual es extraño dado que no acostumbro caer de la cama—,
siento la dureza y lo frío de los mosaicos en mi mejilla y me quedo inmóvil un
momento. El cuarto está iluminado con la luz de la mañana y observo las patas
de algunos de los típicos muebles. Me doy la vuelta para mirar el techo y una
delgada capa de polvo se levanta para hacerme toser, así que decido ponerme de pie.
Observo la habitación: mi cama, el viejo escritorio y el resto de los muebles
están cubiertos de polvo. Es como si nadie hubiese estado aquí desde hace
meses, quizá años…
Sé que no es posible que
esto esté pasando. Mi habitación se encontraba en orden anoche, antes de irme a
dormir… ¿O no? Intento hacer memoria de lo ocurrido y es entonces cuando el terror
me invade rápidamente para hacerme temblar: ¡Mi casa fue alcanzada durante el
bombardeo…! ¡Todos estaban muertos!
Comienzo a jadear en
busca de aire. No puedo respirar y tampoco puedo controlar el temblor de mi
cuerpo. Me dejo caer sobre la cama y una nube de polvo llena la pequeña
habitación. Quiero tranquilizarme pero me toma algo de tiempo. ¡Esto no puede
ser posible…!
Con mucho esfuerzo logro
mantener la calma al tiempo que muchos recuerdos e imágenes llegan a mi mente:
el anuncio de La Guerra, el bombardeo a mi ciudad, la muerte de mi familia, la
destrucción de mi país, la evacuación y…
Los verdugos…
Tania…
La bala en mi pecho y…
El monstruo que se comía
mi cuerpo…
¡Pero era solo un sueño!
¡Era solo una pesadilla! ¡Acabo de despertar…!
No es posible. No tiene
lógica… Pero si todo fue un sueño, ¿por qué mi habitación está cubierta de
polvo? ¿En dónde están mis padres? Quiero creer que todo ha sido producto de mi
desquiciada mente. Lucho por no llorar y controlar lo poco que me queda de
juicio.
Todo eso fue tan real…
Salto de la cama y me
dirijo a la puerta mientras grito llamando a mi madre. Sé que afuera de esta
habitación me encontraré con mi familia y que se reirán de mí cuando les
confiese que me he vuelto loca. Mamá estará preparando el desayuno, papá ya se
encontrará sentado a la mesa y mis hermanos se estarán peleando por el juguete
del cereal. Al girar el pomo y de un desesperado tirón abro la puerta solo para
darme cuenta de que afuera de esta habitación no hay nada parecido a mi casa.